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Articulos sobre el covid-19, en todo el mundo.

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1.- LA PISTA DEL DINERO LLEVA HASTA LA VARITA MÁGICA DE LA PANDEMIA.

25 de Noviembre de 2021

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Un año y medio después de la llegada del virus, algunos habrán empezado a preguntarse por qué las élites gobernantes, habitualmente sin escrúpulos, decidieron congelar la maquinaria mundial de obtención de beneficios ante un agente patógeno que se dirige casi exclusivamente a los improductivos (mayores de 80 años).

¿Por qué tanto celo humanitario? ¿Cui bono? Sólo aquellos que no están familiarizados con las maravillosas aventuras de GloboCap pueden engañarse pensando que el sistema decidió cerrarse por compasión.

Seamos claros desde el principio: a los grandes depredadores del petróleo, las armas y las vacunas les importa un bledo la humanidad.

En los tiempos pre-covid, la economía mundial estaba al borde de otro colosal colapso.

He aquí una breve crónica de cómo se iba acumulando la presión:

Junio de 2019: En su Informe Económico Anual, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), con sede en Suiza, el “Banco Central de todos los bancos centrales”, hace sonar las alarmas internacionales. El documento destaca el “sobrecalentamiento [...] en el mercado de préstamos apalancados”, donde “los estándares crediticios se han deteriorado” y “las obligaciones de préstamos colateralizados (CLO) se han disparado, lo que recuerda el fuerte aumento de las obligaciones de deuda colateralizada [CDO] que amplificó la crisis de las hipotecas de alto riesgo [en 2008]”. En pocas palabras, el vientre de la industria financiera vuelve a estar lleno de basura. 9 de agosto de 2019: El BPI publica un documento de trabajo en el que pide “medidas de política monetaria no convencionales” para “aislar la economía real de un mayor deterioro de las condiciones financieras”. El documento indica que, al ofrecer “crédito directo a la economía” durante una crisis, los préstamos del banco central “pueden sustituir a los bancos comerciales en la concesión de préstamos a las empresas”.

15 de agosto de 2019: Blackrock Inc, el fondo de inversión más poderoso del mundo (que gestiona alrededor de 7 billones de dólares en fondos de acciones y bonos), publica un libro blanco titulado Dealing with the next downturn. Esencialmente, el documento da instrucciones a la Reserva Federal de Estados Unidos para que inyecte liquidez directamente en el sistema financiero para evitar “una caída dramática”. De nuevo, el mensaje es inequívoco: “Se necesita una respuesta sin precedentes cuando la política monetaria se agota y la política fiscal por sí sola no es suficiente.

Esa respuesta implicará probablemente ir directamente: “encontrar la manera de que el dinero del banco central llegue directamente a las manos de quienes gastan en el sector público y privado”, evitando al mismo tiempo la “hiperinflación”. Los ejemplos incluyen la República de Weimar en la década de 1920, así como Argentina y Zimbabue más recientemente.

22-24 de agosto de 2019: Los banqueros centrales del G7 se reúnen en Jackson Hole, Wyoming, para debatir el documento de BlackRock junto con las medidas urgentes para evitar el inminente colapso. En palabras premonitorias de James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis: “Tenemos que dejar de pensar que el año que viene las cosas van a ser normales”.

15-16 de septiembre de 2019: La desaceleración se inaugura oficialmente con un repunte de los tipos repo (del 2 al 10,5 por ciento). “Repo” es la abreviatura de “acuerdo de recompra”, un contrato en el que los fondos de inversión prestan dinero contra activos de garantía (normalmente valores del Tesoro).

En el momento del intercambio, los operadores financieros (bancos) se comprometen a recomprar los activos a un precio más alto, normalmente a un día. En resumen, los repos son préstamos con garantía a corto plazo.

Son la principal fuente de financiación de los operadores en la mayoría de los mercados, especialmente la galaxia de los derivados. Una falta de liquidez en el mercado de repos puede tener un efecto dominó devastador en los principales sectores financieros.

17 de septiembre de 2019: La Fed comienza el programa monetario de emergencia, bombeando cientos de miles de millones de dólares a la semana en Wall Street, ejecutando efectivamente el plan “ir directo” de BlackRock. (Como era de esperar, en marzo de 2020 la Fed contratará a BlackRock para gestionar el paquete de rescate en respuesta a la crisis del covid-19).

19 de septiembre de 2019: Donald Trump firma la Orden Ejecutiva 13887, por la que se crea un Grupo de Trabajo Nacional para la Vacuna contra la Gripe cuyo objetivo es desarrollar un “plan nacional de 5 años (Plan) para promover el uso de tecnologías de fabricación de vacunas más ágiles y escalables y acelerar el desarrollo de vacunas que protejan contra muchos o todos los virus de la gripe”. Esto es para contrarrestar “una pandemia de gripe”, que, “a diferencia de la gripe estacional [...] tiene el potencial de extenderse rápidamente por todo el mundo, infectar a un mayor número de personas y causar altas tasas de enfermedad y muerte en poblaciones que carecen de inmunidad previa”. Como alguien adivinó, la pandemia era inminente, mientras que en Europa también estaban en marcha los preparativos.

18 de octubre de 2019: En Nueva York, se simula una pandemia zoonótica mundial durante el Evento 201, un ejercicio estratégico coordinado por el Centro de Bioseguridad Johns Hopkins y la Fundación Bill y Melinda Gates. 21-24 de enero de 2020: Se celebra la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), en la que se habla tanto de economía como de vacunas.

23 de enero de 2020: China pone en aislamiento a Wuhan y otras ciudades de la provincia de Hubei.

11 de marzo de 2020: El director general de la OMS califica el covid-19 de pandemia. El resto es historia.

Unir los puntos es un ejercicio bastante sencillo. Si lo hacemos, podríamos ver surgir un esquema narrativo bien definido, cuyo resumen sucinto dice lo siguiente: los cierres y la suspensión global de las transacciones económicas tenían como objetivo 1) Permitir a la Reserva Federal inundar los maltrechos mercados financieros con dinero recién impreso a la vez que se aplazaba la hiperinflación; y 2) Introducir programas de vacunación masiva y pasaportes sanitarios como pilares de un régimen neofeudal de acumulación capitalista.

Como veremos, los dos objetivos se funden en uno solo.

En 2019 la economía mundial estaba plagada de la misma enfermedad que había causado la crisis crediticia de 2008. Se asfixiaba bajo una montaña insostenible de deuda. Muchas empresas públicas no podían generar suficientes beneficios para cubrir el pago de los intereses de sus propias deudas y se mantenían a flote únicamente mediante la concesión de nuevos préstamos. Las “empresas zombi” (con baja rentabilidad interanual, caída de la facturación, márgenes reducidos, flujo de caja limitado y un balance muy apalancado) surgían por doquier. El colapso del mercado de repos de septiembre de 2019 debe situarse en este frágil contexto económico.

Cuando el aire está saturado de materiales inflamables, cualquier chispa puede provocar la explosión. Y en el mágico mundo de las finanzas, “tout se tient”: un aleteo de mariposa en un determinado sector puede hacer caer todo el castillo de naipes. En los mercados financieros alimentados por préstamos baratos, cualquier aumento de los tipos de interés es potencialmente cataclísmico para los bancos, los fondos de cobertura, los fondos de pensiones y todo el mercado de bonos del Estado, porque el coste de los préstamos aumenta y la liquidez se seca. Es lo que ocurrió con el “repocalipsis” de septiembre de 2019: los tipos de interés se dispararon hasta el 10,5 por ciento en cuestión de horas, el pánico se desató afectando a los futuros, las opciones, las divisas y otros mercados en los que los operadores apostaban tomando prestado de los “repos”. La única forma de desactivar el contagio fue arrojando toda la liquidez necesaria al sistema, como si los helicópteros lanzaran miles de galones de agua sobre un incendio forestal. Entre septiembre de 2019 y marzo de 2020, la Fed inyectó más de 9 billones de dólares en el sistema bancario, lo que equivale a más del 40 por ciento del PIB estadounidense.

Los confinamientos salvaron a los mercados financieros.

Por lo tanto, la narrativa dominante debería invertirse: el mercado de valores no se derrumbó (en marzo de 2020) porque se tuvieran que imponer confinamientos; más bien, se tuvieron que imponer los confinamientos porque los mercados financieros se estaban derrumbando. Con los confinamientos llegó la suspensión de las transacciones comerciales, que drenó la demanda de crédito y detuvo el contagio. En otras palabras, la reestructuración de la arquitectura financiera mediante una política monetaria extraordinaria estaba supeditada a que se apagara el motor de la economía. Si la enorme masa de liquidez bombeada al sector financiero hubiera llegado a las transacciones sobre el terreno, se habría desencadenado un tsunami monetario de consecuencias catastróficas.

Como afirmó la economista Ellen Brown, fue “otro rescate”, pero esta vez “al amparo de un virus”. Del mismo modo, John Titus y Catherine Austin Fitts señalaron que la “varita mágica” del covid-19 permitió a la Fed ejecutar el plan de “ir directo” de BlackRock, literalmente: llevó a cabo una compra sin precedentes de bonos del Estado, mientras que, en una escala infinitesimal, también emitió “préstamos covid” respaldados por el gobierno a las empresas. En resumen, sólo un coma económico inducido proporcionaría a la Reserva Federal el espacio necesario para desactivar la bomba de relojería que estaba haciendo tictac en el sector financiero. Cribado por la histeria de las masas, el banco central estadounidense tapó los agujeros del mercado de préstamos interbancarios, esquivando la hiperinflación, así como el “Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera” (la agencia federal para la supervisión del riesgo financiero creada tras el colapso de 2008), como se comenta aquí. Sin embargo, el proyecto de “ir directo” también debe enmarcarse como una medida desesperada, ya que sólo puede prolongar la agonía de una economía global cada vez más rehén de la impresión de dinero y la inflación artificial de los activos financieros.

En el centro de nuestro predicamento se encuentra un impasse estructural insuperable. La financiarización apalancada por la deuda es la única línea de fuga del capitalismo contemporáneo, la inevitable ruta de avance-escape de un modelo reproductivo que ha alcanzado su límite histórico. Los capitales se dirigen a los mercados financieros porque la economía basada en el trabajo es cada vez menos rentable. ¿Cómo hemos llegado a esto? La respuesta puede resumirse de la siguiente manera 1. La misión de la economía de generar plusvalía es a la vez la de explotar la fuerza de trabajo y la de expulsarla de la producción. Esto es lo que Marx llamaba la “contradicción móvil” del capitalismo (1).

Aunque constituye la esencia de nuestro modo de producción, esta contradicción hoy en día es contraproducente, convirtiendo la economía política en un modo de devastación permanente.

2. La razón de este cambio de suerte es el fracaso objetivo de la dialéctica trabajo-capital: la aceleración sin precedentes de la automatización tecnológica desde los años 80 hace que se expulse de la producción más fuerza de trabajo de la que se (re)absorbe. La contracción del volumen de los salarios hace que el poder adquisitivo de una parte creciente de la población mundial disminuya, con el endeudamiento y la inmisericordia como consecuencias inevitables.

3. Como se produce menos plusvalía, el capital busca rendimientos inmediatos en el sector financiero apalancado por la deuda en lugar de hacerlo en la economía real o invirtiendo en sectores socialmente constructivos como la educación, la investigación y los servicios públicos.

La conclusión es que el cambio de paradigma en curso es la condición necesaria para la supervivencia (distópica) del capitalismo, que ya no es capaz de reproducirse a través del trabajo asalariado de masas y la utopía consumista que lo acompaña.

La agenda pandémica fue dictada, en última instancia, por la implosión sistémica: la caída de la rentabilidad de un modo de producción que la automatización desenfrenada está haciendo obsoleto. Por esta razón inmanente, el capitalismo es cada vez más dependiente de la deuda pública, los bajos salarios, la centralización de la riqueza y el poder, el estado de emergencia permanente y las acrobacias financieras.

Si “seguimos al dinero” veremos que el bloqueo económico atribuido taimadamente a un virus ha logrado resultados nada despreciables, no sólo en términos de ingeniería social, sino también de depredación financiera.

Destacaré rápidamente cuatro de ellos.

1) Como se preveía, ha permitido a la Reserva Federal reorganizar el sector financiero imprimiendo un flujo continuo de miles de millones de dólares de la nada;

2) Ha acelerado la extinción de las pequeñas y medianas empresas, permitiendo a los grandes grupos monopolizar los flujos comerciales;

3) Ha deprimido aún más los salarios laborales y ha facilitado un importante ahorro de capital mediante el “trabajo inteligente” (que es especialmente inteligente para quienes lo aplican); 4) Ha permitido el crecimiento del comercio electrónico, la explosión de las grandes tecnologías y la proliferación de la industria farmacéutica, que también incluye la tan denostada industria del plástico, que ahora produce millones de nuevas mascarillas y guantes cada semana, muchos de los cuales acaban en los océanos (para alegría de los “nuevos comerciantes verdes”). Sólo en 2020, la riqueza de los cerca de 2.200 multimillonarios del planeta creció en 1,9 billones de dólares, un aumento sin precedentes históricos. Todo ello gracias a un patógeno tan letal que, según datos oficiales, sólo el 99,8 por ciento de los infectados sobrevive, la mayoría de ellos sin experimentar ningún síntoma.

Hacer el capitalismo de otra manera El motivo económico de la “caza” de covid debe situarse en un contexto más amplio de transformación social. Si rascamos la superficie de la narrativa oficial, empieza a tomar forma un escenario neofeudal. Masas de consumidores cada vez más improductivos están siendo regimentadas y desechadas, simplemente porque el Sr. Global ya no sabe qué hacer con ellas. Junto con los subempleados y los excluidos, las clases medias empobrecidas son ahora un problema que hay que manejar con el palo de los cierres, los toques de queda, la vacunación masiva, la propaganda y la militarización de la sociedad, en lugar de con la zanahoria del trabajo, el consumo, la democracia participativa, los derechos sociales (sustituidos en el imaginario colectivo por los derechos civiles de las minorías) y las “vacaciones bien ganadas”. Por lo tanto, es ilusorio creer que el propósito de los cierres es terapéutico y humanitario. ¿Cuándo se ha preocupado el capital por el pueblo? La indiferencia y la misantropía son los rasgos típicos del capitalismo, cuya única pasión real es el beneficio, y el poder que conlleva. Hoy en día, el poder capitalista puede resumirse con los nombres de los tres mayores fondos de inversión del mundo: BlackRock, Vanguard y State Street Global Advisor. Estos gigantes, situados en el centro de una inmensa galaxia de entidades financieras, gestionan una masa de valor cercana a la mitad del PIB mundial y son los principales accionistas de cerca del 90 por ciento de las empresas cotizadas.

En torno a ellos gravitan instituciones transnacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, la Comisión Trilateral y el Banco de Pagos Internacionales, cuya función es coordinar el consenso dentro de la constelación financiera. Podemos suponer sin temor a equivocarnos que todas las decisiones estratégicas clave -económicas, políticas y militares- están, como mínimo, muy influenciadas por estas élites. ¿O queremos creer que el virus les ha cogido por sorpresa? Más bien, el SARS-CoV-2 -que, según admiten el CDC y la Comisión Europea, nunca ha sido aislado ni purificado- es el nombre de un arma especial de guerra psicológica que se desplegó en el momento de mayor necesidad.

¿Por qué deberíamos confiar en un megacártel farmacéutico (la OMS) que no se encarga de la “salud pública”, sino de comercializar productos privados en todo el mundo a las tarifas más rentables posibles? Los problemas de salud pública se derivan de las pésimas condiciones de trabajo, de la mala alimentación, de la contaminación del aire, del agua y de los alimentos y, sobre todo, de la pobreza galopante; sin embargo, ninguno de estos “patógenos” figura en la lista de preocupaciones humanitarias de la OMS.

Los inmensos conflictos de intereses entre los depredadores de la industria farmacéutica, las agencias médicas nacionales y supranacionales, y los cínicos ejecutores políticos, son ahora un secreto a voces. No es de extrañar que el día en que el covid-19 fue clasificado como pandemia, el FEM, junto con la OMS, lanzara la Plataforma de Acción contra el covid, una coalición de “protección de la vida” dirigida por más de 1.000 de las empresas privadas más poderosas del mundo.

Lo único que le importa a la camarilla que dirige la orquesta de la emergencia sanitaria es alimentar la máquina de obtener beneficios, y cada movimiento se planifica con este fin, con el apoyo de un frente político y mediático motivado por el oportunismo.

Si la industria militar necesita guerras, la industria farmacéutica necesita enfermedades.

No es casualidad que la “salud pública” sea, con mucho, el sector más rentable de la economía mundial, hasta el punto de que las grandes farmacéuticas gastan en grupos de presión el triple que las grandes petroleras y el doble que las grandes tecnológicas. La demanda potencialmente interminable de vacunas y brebajes genéticos experimentales ofrece a los cárteles farmacéuticos la perspectiva de flujos de beneficios casi ilimitados, especialmente cuando se garantizan con programas de vacunación masiva subvencionados con dinero público (es decir, con más deuda que caerá sobre nuestras cabezas).

¿Por qué se han prohibido o saboteado criminalmente todos los tratamientos covid? Como admite cándidamente la FDA, el uso de vacunas de emergencia sólo es posible si “no hay alternativas adecuadas, aprobadas y disponibles”. Un caso de verdad oculta a la vista. Además, la actual religión de las vacunas está estrechamente vinculada al auge del fármaco-dólar, que, al alimentarse de las pandemias, está llamado a emular las glorias del “petro-dólar”, permitiendo a Estados Unidos seguir ejerciendo la supremacía monetaria mundial. ¿Por qué toda la humanidad (¡incluidos los niños!) debe inyectarse “vacunas” experimentales con efectos adversos cada vez más preocupantes pero sistemáticamente minimizados, cuando más del 99 por ciento de los infectados, la gran mayoría asintomáticos, se recuperan? La respuesta es obvia: porque las vacunas son el becerro de oro del tercer milenio, mientras que la humanidad es material de explotación de “última generación” en modalidad de cobaya. En este contexto, la puesta en escena de la pantomima de la emergencia tiene éxito gracias a una manipulación inaudita de la opinión pública. Todo “debate público” sobre la pandemia está descaradamente privatizado, o más bien monopolizado por la creencia religiosa en comités técnico-científicos financiados por las élites financieras.

Todo “debate libre” se legitima mediante la adhesión a protocolos pseudocientíficos cuidadosamente purgados del contexto socioeconómico: se “sigue la ciencia” mientras se finge no saber que “la ciencia sigue el dinero”.

La famosa afirmación de Karl Popper de que la “ciencia real” sólo es posible bajo la égida del capitalismo liberal en lo que él llamaba “la sociedad abierta” (2), se está haciendo realidad en la ideología globalista que anima, entre otros, la Open Society Foundation de George Soros. La combinación de “ciencia real” y “sociedad abierta e inclusiva” hace que la doctrina covid sea casi imposible de desafiar.

Para covid-19, pues, podríamos imaginar la siguiente agenda. Se prepara una narrativa ficticia basada en un riesgo epidémico presentado de tal manera que promueva el miedo y el comportamiento sumiso. Lo más probable es que se trate de un caso de reclasificación diagnóstica. Todo lo que se necesita es un virus de la gripe epidemiológicamente ambiguo, sobre el que construir un relato agresivo de contagio relacionable con zonas geográficas en las que el impacto de las enfermedades respiratorias o vasculares en la población de edad avanzada e inmunodeprimida es elevado, quizás con el agravante de la fuerte contaminación. No hay que inventar mucho, puesto que las unidades de cuidados intensivos de los países “avanzados” ya se habían colapsado en los años anteriores a la llegada del covid, con picos de mortalidad para los que nadie había soñado con exhumar la cuarentena. En otras palabras, los sistemas de salud pública ya habían sido demolidos y, por tanto, preparados para el escenario pandémico. Pero esta vez hay método en la locura: se declara el estado de emergencia, lo que desencadena el pánico, provocando a su vez el atasco de hospitales y residencias (con alto riesgo de sepsis), la aplicación de nefastos protocolos y la suspensión de la asistencia médica.

Et voilà, ¡el virus asesino se convierte en una profecía autocumplida! La propaganda que recorre los principales centros de poder financiero (especialmente Norteamérica y Europa) es esencial para mantener el “estado de excepción” (Carl Schmitt), que se acepta inmediatamente como la única forma posible de racionalidad política y existencial. Poblaciones enteras expuestas al fuerte bombardeo mediático se rinden por autodisciplina, adhiriéndose con grotesco entusiasmo a formas de “responsabilidad cívica” en las que la coacción se transforma en altruismo.

Todo el guión de la pandemia -desde la “curva de contagio” hasta las “muertes de covid“- se apoya en la prueba PCR, autorizada para la detección del SARS-CoV-2 por un estudio elaborado en tiempo récord por encargo de la OMS. Como muchos sabrán a estas alturas, la falta de fiabilidad diagnóstica de la prueba PCR fue denunciada por su propio inventor, el premio Nobel Kary Mullis (desgraciadamente fallecido el 7 de agosto de 2019), y reiterada recientemente por, entre otros, 22 expertos de prestigio internacional que exigieron su retirada por claros fallos científicos.

Obviamente, la petición cayó en saco roto.

La prueba PCR es el motor de la pandemia Funciona a través de los infames “umbrales de ciclo“: cuantos más ciclos haga, más falsos positivos (infecciones, muertes por covid) producirá, como admitió imprudentemente incluso el gurú Anthony Fauci al afirmar que los hisopos no tienen valor por encima de los 35 ciclos. Ahora bien, ¿por qué durante la pandemia se llevaron a cabo rutinariamente amplificaciones de 35 ciclos o más en los laboratorios de todo el mundo? Incluso el New York Times -que ciertamente no es una guarida de peligrosos negadores de covid- planteó esta cuestión clave el verano pasado. Gracias a la sensibilidad del hisopo, la pandemia puede abrirse y cerrarse como un grifo, lo que permite al régimen sanitario ejercer un control total sobre el “monstruo numerológico” de los casos y las muertes por covid, los instrumentos clave del terror cotidiano. Todo este alarmismo continúa hoy en día, a pesar de la flexibilización de algunas medidas. Para entender por qué, debemos volver al motivo económico. Como se ha señalado, los bancos centrales han creado varios billones de dinero recién impreso con unos pocos clics de ratón y los han inyectado en los sistemas financieros, donde han permanecido en gran parte. El objetivo de la fiebre de impresión era tapar los calamitosos déficits de liquidez. La mayor parte de este “dinero mágico” sigue congelado en el sistema bancario en la sombra, en las bolsas de valores y en varios esquemas de moneda virtual que no están destinados a ser utilizados para el gasto y la inversión. Su función es únicamente proporcionar préstamos baratos para la especulación financiera. Esto es lo que Marx llamaba “capital ficticio”, que continúa expandiéndose en un bucle orbital que ahora es completamente independiente de los ciclos económicos sobre el terreno.

La conclusión es que no se puede permitir que todo este dinero en efectivo inunde la economía real, ya que ésta se recalentaría y desencadenaría una hiperinflación. Y aquí es donde Virus sigue siendo útil. Si al principio sirvió para “aislar la economía real” (citando de nuevo el documento del BPI), ahora supervisa su tímida reapertura, caracterizada por la sumisión al dogma de la vacunación y a los métodos cromáticos de regimentación masiva, que pronto podrían incluir el bloqueo climático. ¿Recuerdan cómo se nos dijo que sólo las vacunas nos devolverían la “libertad“? Como era de esperar, ahora descubrimos que el camino hacia la libertad está plagado de “variantes”, es decir, de iteraciones del virus. Su objetivo es aumentar el “recuento de casos” y, por lo tanto, prolongar los estados de emergencia que justifican la producción de dinero virtual por parte de los bancos centrales para monetizar la deuda y financiar los déficits. En lugar de volver a los tipos de interés normales, las élites optan por normalizar la emergencia sanitaria alimentando el fantasma del contagio. El tan publicitado “tapering” (reducción del estímulo monetario) puede, por tanto, esperar, al igual que el Pandexit.

En la Unión Europea, por ejemplo, el “programa de compras de emergencia para la pandemia” del Banco Central Europeo, de 1,85 billones de euros, conocido como PEPP, está previsto que continúe hasta marzo de 2022. Sin embargo, se ha insinuado que podría ser necesario ampliarlo más allá de esa fecha.

Mientras tanto, la variante Delta está causando estragos en la industria de los viajes y el turismo, con nuevas restricciones (incluida la cuarentena) que interrumpen la temporada de verano. Una vez más, parece que estamos atrapados en una profecía autocumplida (especialmente si, como han insinuado el premio Nobel Luc Montagnier y muchos otros, las variantes, por leves que sean, son consecuencia de agresivas campañas de vacunación masiva). Sea como fuere, lo fundamental es que el capitalismo senil sigue necesitando a Virus, cuya única posibilidad de supervivencia depende de generar un cambio de paradigma del liberalismo al autoritarismo oligárquico.

Aunque su crimen dista mucho de ser perfecto, hay que reconocer a los orquestadores de este golpe global una cierta brillantez sádica.

Su juego de manos ha tenido éxito, tal vez incluso más allá de las expectativas.

Sin embargo, cualquier poder que pretenda la totalización está destinado a fracasar, y esto se aplica también a los sumos sacerdotes de la religión covid y a las marionetas institucionales que han movilizado para desplegar la psicopatología de la emergencia sanitaria. Después de todo, el poder tiende a engañarse a sí mismo sobre su omnipotencia. Los que están sentados en la sala de control no se dan cuenta de hasta qué punto su dominio es incierto. Lo que no ven es que su autoridad depende de una “misión superior”, a la que permanecen parcialmente ciegos, a saber, la autorreproducción anónima de la matriz capitalista. El poder actual reside en la máquina de hacer beneficios, cuyo único propósito es continuar su temerario viaje, que podría conducir a la extinción prematura del Homo sapiens. Las élites que han embaucado al mundo para que obedezca a covid son la manifestación antropomórfica del autómata capitalista, cuya invisibilidad es tan astuta como la del propio virus. Y la novedad de nuestra época es que la “sociedad cerrada” es el modelo que mejor garantiza la reproducibilidad de la máquina capitalista, independientemente de su destino distópico.

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(1) Karl Marx, Grundrisse (London: Penguin, 1993), 706.

(2) Karl Popper, The Open Society and its Enemies, 2 volumes (Princeton: Princeton UP, 2013).

FUENTE: https://thephilosophicalsalon.com

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2.- Las nuevas enfermedades que se inventa la OMS.

25 de Noviembre de 2021

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En 2018 la OMS decidió añadir una nueva enfermedad a su catálogo, llamado CIE-11 y también Clasificación Internacional de Enfermedades. Se trataba de la adicción al juego, que se convirtió en un “trastorno del juego”, en especial por internet, que definió por la prioridad que establece el ludópata sobre otros intereses de la vida, con consecuencias negativas sobre el adicto.

Como cualquier enfermo, el ludópata debe recibir tratamiento. En Corea del Sur hay centros de rehabilitación. Curar se convierte en un negocio que empieza a repartir mucho dinero, subvenciones, cargos, cátedras, másters... Es un medio de vida para los curanderos y los estudiosos de la “enfermedad”.

La adicción al juego y a los videojuegos no es una enfermedad porque no está definida y, por lo tanto, no se puede diferenciar de cualquier otro comportamiento compulsivo. La OMS tomó su decisión como toma tantas otras: por las presiones políticas de China y otros países asiáticos.

Los videojuegos preocupan a varios países de Extremo Oriente, a la vez productores y consumidores. En Japón y Corea del Sur llaman “hikikomori” a los adultos que se aíslan, viven en casa de sus padres, no salen a la calle, comen comida rápida, navegan por internet y compiten con videojuegos.

Recientemente China ha aprobado una ley que prohíbe a los menores de 18 años utilizar juegos de internet entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana. En 2011 Corea del Sur prohibió a los menores de 16 años jugar a internet entre la medianoche y las 6 de la mañana para mejorar el sueño. La prohibición se anuló poco después. Una investigación demostró que era contraproducente: aumentaba el tiempo que los niños pasaban en internet y no tenía ningún efecto significativo en la mejora del sueño.

En torno a la “nueva enfermedad”, la OMS está tratando de crear el típico “consenso” de especialistas. Para ello ha encargado una serie de “estudios científicos” bien remunerados, capaces de justificar la decisión que ya ha tomado previamente.

La prevalencia de la adicción a los juegos y videojuegos oscila bastante entre la población. Pero, según la bilbiografía seudocientífica disponible, resulta mucho más adictiva que el alcohol o los opiáceos, lo cual es inverosímil.

Algunas personas pasan mucho tiempo jugando ante la pantalla de un ordenador, con repercusiones desfavorables importantes. Algunos adolescentes surcoreanos se orinan encima para no levantarse de sus asientos. Pero las personas puede desarrollar relaciones problemáticas con casi cualquier forma de actividad humana: con el ejercicio, con el sexo, con el alcohol, con los somníferos...

En 2017 el doctor Andy Przybylski, psicólogo del Oxford Internet Institute, analizó a 6.000 personas que se calificaron como “adictas” a los juegos y comprobó si seguían siendo adictas seis meses después. De las 6.000 personas reclutadas, ninguna de ellas cumplía los criterios de diagnóstico de los trastornos de juego al inicio y al final del estudio. En otras palabras, nadie permaneció “adicto” durante seis meses. Ni uno solo.

La adicción al juego por internet no es como al tabaco o al alcohol, es decir, no es una adicción y, desde luego, no es una enfermedad, o no es una una enfermedad independiente. Sin embargo, es corriente leer todo lo contrario, incluso que es “un trastorno mental comparable con la adicción al alcohol y a las drogas” (*).

Todavía una parte importante de los especialistas sostienen que el trastorno del juego no existe, que es un invento y nadie aun les tacha de “negacionistas”, como ocurre con otras enfermedades ficticias, cada vez más abundantes. La Asociación Americana de Psiquiatría aún no la ha añadido a su catálogo oficialmente.

La creación de una enfermedad por la OMS otorga a los médicos, sicólogos, terapeutas y demás, la facultad de “tratar” un trastorno y de obligar a los que rodean al “enfermo” a buscar a un curandero que les quite el problema de enmedio... a cambio de 150 euros cada hora de consulta. Entonces cada vez que un niño pasa demasiado tiempo junto al ordenador, los padres se asustan y comienzan las consultas y las búsquedas.

La decisión de la OMS patologiza comportamientos normales, crea un mercado, profesionales, clientes y, finalmente, fármacos, tranquilizantes... Se escuda en la ciencia para hacerlo, pero ni hay enfermos, ni hay tratamientos, ni hay diagnóstico... Nada de nada.

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3.- El capitalismo está en crisis por culpa de la ineficacia de las vacunas contra el virus.

30 de Noviembre de 2021

La semana pasada el New York Times publicaba un artículo que expresa la preocupación del gobierno de Biden con la inflación (*). Hasta ahora han estado calmando los ánimos, dentro y fuera de Estados Unidos, diciendo que era puramente temporal, e incluso que era consecuencia de que la economía se estaba recuperando después del confinamiento.

Ahora el periódico reconoce que los asesores de Biden “cometieron un error de previsión” (*). Ocurre siempre que uno se cuenta a sí mismo el cuento de la lechera y se lo traga. “La disponibilidad generalizada de las vacunas contra el coronavirus aceleraría la vuelta a la vida anterior a la pandemia”, dice el New York con una ingenuidad pasmosa.

Contaban con las vacunas, pero no con las variantes del virus, es decir, no contaban con nada, salvo con cuentos, por lo que se ha “frenado” la vuelta a la normalidad.

El plan de rescate ha supuesto que el gobierno de Washington ponga 1,9 billones de dólares en circulación, una cifra gigantesca como nunca se había conocido en la política económica hasta la fecha, muy superior al New Deal de los años treinta. Pero “el problema no es que haya demasiado dinero dando vueltas [...] sino que los consumidores están destinando una cantidad inesperada de ese dinero a un conjunto reducido de cosas para comprar”, añade el periódico.

No obstante, en cualquier caso la culpa de la inflación la tiene el virus: “Seguimos lidiando con los difíciles retos y complicaciones causados por el covid-19, que están haciendo subir los costes de las familias estadounidenses”, dice Biden.

El virus es magia potagia, y es extraño que los feligreses no hayan emprendido procesiones y rogativas para que se vaya a otro planeta, como antiguamente cuando los rezos ahuyentaban las pertinaces sequías.

Ya no saben qué hacer. 1,9 billones de dólares no han servido para nada y la reciente reunión de Biden con los dirigentes de 14 países en la cumbre del Grupo de los 20 en Roma tampoco.

A los economistas les pasa lo mismo que a los epidemiólogos: sólo tienen fantasmas en la cabeza. Esta madrugada el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio ha caído de manera espectacular y la prensa especializada dice que es porque los especuladores no creen que las vacunas actuales sean eficaces contra la “variante omicron” del virus.

En fin, que se han llevado un disgusto, porque el capital financiero ya no revisa los balances y cuentas de resultados sino las estanterías de las farmacias.

Fuente: nytimes.com

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4.- Ómicron: la leyenda continúa.

01 de Diciembre de 2021

En el abecedario griego, tras la letra delta tocaba recurrir a otras, como la xi, que la OMS no ha querido utilizar para que Xi Jing-ping no se enfade. Bastante tiene ya con la cantinela del “virus de Wuhan”.

Una de las leyes de epidemiología es que nunca aparecen en las grandes potencias imperalistas. Para eso tienen al Tercer Mundo, que es el foto de todos los males.

A causa de la nueva variante, España ha cerrado las fronteras con África, pero Holanda la detectó varios días antes de la notificación de Sudáfrica a la OMS (1). Pero, como es natural, España no puede cerrar las fronteras con Holanda.

Se cumplen hoy 40 años de “lucha contra el sida” y llevamos el mismo camino, que sólo es posible porque la falta absoluta de memoria histórica.

Los movimientos populares que deben preservala no cumplen su función y eso permite que cualquiera deslice su propia versión de 40 años de una historia tan falseada como la actual.

La versión oficial de esta pandemia hubiera sido imposible de sostener si el recuerdo del sida se hubiera preservado vivo. Al no ser así, ha sido muy fácil sustituir el condón por la mascarilla y los antivirales por las vacunas.

No obstante, hay interesantes diferencias, la más importante de las cuales es que en 40 años nunca se pusieron a fabricar vacunas contra el sida, mientras que ahora las producen en serie.

A partir de ahí, las diferencias son pocas y, sobre todo, los antivirales son tan innecesarios como las vacunas.

Ambas pandemias han supuesto un festín para las grandes multinacionales famarcéuticas.

Muchos beneficios al bolsillo y resultados contraproducentes para las víctimas de los experimentos.

“El 85 por ciento de los enfermos ingresados en los hospitales de Pontevedra con covid están vacunados y dos pacientes en UCI vacunados con la pauta completa”, reconocía ayer el Diario de Pontevedra (2).

Uno de los ingresados en la UCI no sólo recibió las dos dosis reglamentarias, sino también la tercera y lo mismo ocurre con la variante omicron: “Los dos casos de ómicron aparecidos en España tenían la pauta completa de vacunación”, decía Telecinco esta misma mañana (3).

En estos casos los médicos diagnostican como “covid” porque no hay un diagnóstico llamado “vacunas”.

Los enfermos hospitalizados van a parar a la unidad de neumología porque no hay tal “covid”.

En la mayor parte de los casos son infecciones respiratorias comunes y corrientes, conocidas y tratadas desde siempre en la historia de la medicina.

El circo de las variantes viene poniendo el acento en el virus, pero nadie ha formulado la pregunta más elemental: ¿se han encontrado los médicos con alguna enfermedad nueva y desconocida desde marzo del año pasado?

La respuesta también es elemental: NO

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5.- Los cameruneses no se fían de las vacunas del hombre blanco.

02 de Diciembre de 2021

Los cameruneses no se quieren vacunar.

Sólo el 4 por cien de la población mayor de 18 años se ha vacunado desde que se administraron las primeras dosis hace siete meses, según el Ministerio de Sanidad, muy lejos del objetivo declarado del 40 por cien, a cinco semanas de la Copa de África prevista en el país.

Ante la reticencia de los cameruneses, en noviembre el gobierno ha lanzado dos campañas de vacunación, una dirigida a toda la población y otra especial para los funcionarios.

Junto con ONG como Médicos Sin Fronteras, han instalado carpas y contratado personal para que aborden a los transeúntes por la calle y les convenzan de que se inyecten. “El gobierno anima con fuerza y firmeza a toda la población a vacunarse”, alega el ministro de Sanidad, Manaouda Malachie, en la radio pública.

“Tenemos suficientes dosis para todos”, añade. Dos mercenarias, Irene y Lucienne, se posicionan a primera hora del día frente a un pequeño hospital público de Odza, un barrio de Yaundé, donde se ha abierto un puesto de vacunación.

Su despliegue, en plena calle, en una carretera muy transitada que lleva al aeropuerto, pretende despertar el interés de los que pasan.

Pero, dice Lucienne, muy pocos aceptan la propuesta.

“Es muy difícil convencer a la gente.

Hay una verdadera psicosis entre los cameruneses”, admite.

El día anterior, dice, “una persona me amenazó con pegarme si persistía en ofrecerle la vacuna”.

Los cameruneses de la diáspora envían mensajes a los que están en el país para criticar las vacunas, añade la otra mercenaria.

El hombre blanco no inspira confianza.

“Los europeos quieren matarnos”, dice uno al rechazar la vacuna.

“No me fío de la vacuna”, dice otro.

“Los blancos no nos quieren.

Quieren matarnos con vacunas en las que introducen productos ilegales”, afirma. “No me interesa la vacuna porque todavía no he visto a nadie que esté enfermo.

Dudo de la existencia de esta enfermedad”, afirma Jeannette Aboudi, de 53 años, vendedora de naranjas en el mercado de Nfou, una pequeña ciudad del centro de Camerún.

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6.- Con la pandemia Amazon ha incrementado su facturación más de un 30 por ciento.

03 de Diciembre de 2021

hasta casi 400.000 millones de dólares.

La multinacional ha logrado un éxito económico en medio de acusaciones constantes de explotación salvaje de sus trabajadores.

Una de las últimas noticias laborales aseguraba que los repartidores se ven obligados a utilizar botellas para orinar y bolsas para defecar, debido a las presiones para cumplir los ritmos de trabajo.

La multinacional utilizó a los propios trabajadores y posiblemente a bots para inundar las redes sociales con comentarios en los que se explicaba que la típica noticia era falsa. Las condiciones de trabajo en Amazon son excelentes.

Estamos en una nueva era de la información.

Lo mismo que la pandemia, Amazon es un ejemplo de guerra cognitiva. Dice una cosa y hace la contraria. En medio de una explotación salvaje, lleva a cabo grandes campañas publicitarias sobre el impecable trato hacia sus trabajadores. La filtración fue un fallo en el control de la información por parte de la multinacional, que tiene una política de imagen para censurar las noticias en su mismo origen.

Como cualquier otra multinacional, Amazon dispone de un departamento encargado de silenciar las criticas de los medios de comunicación, tanto con presiones como con sobornos.

También utiliza a los trabajadores, especialmente a los cuadros intermedios, como misioneros de la empresa. En el primer semestre de este año gastó 5,1 millones de dólares para que 120 trabajadores predicaran a favor de sus jefes ante la casta de Washington.

Amazon ha encargado a la famosa Pinkerton, especializada en la represión de huelgas obreras, que espíe a los trabajadores (1).

A un directivo que escribió un correo electrónico sobre las condiciones laborales de los trabajadores de un almacén le dieron la opción de dimitir o ser despedido (2).

Al filtrar la información saliente, Amazon consigue una situación de monopolio informativo sobre sí misma, lo que no le impide, sin embargo, tomar la delantera cuando es necesario.

Oculta sus defectos y explica que no todos estamos a la altura. No somos capaces entender sus “valores” por una buena razón: “Los dirigentes establecen implacablemente estándares altos que pueden parecer inalcanzables para algunos” (3).

Sin embargo, la verdadera fuerza de Amazon reside en su capacidad para extorsionar a los Estados en los que localiza su red de almacenes, con argumentos que son también conocidos y comunes con otras multinacionales. Promete que creará puestos de trabajo a escala local y que su infraestructura generará empleos indirectos.

Cuando el argumento no convence, amenaza con trasladar sus almacenes a otro país, lo que supone una oleada de despidos que ningún político está dispuesto a asumir. Esta política siempre es eficaz y, además, trae subvenciones.

Cinco parlamentarios estadounidenses han acusado a Amazon de vender marcas falsificadas (4).

En India ha falsificado los resultados de las búsquedas digitales para aumentar las ventas de sus propias marcas. Un estudio de Upstream Commerce reveló que de 857 mercancías ofrecidas por vendedores independientes en el mercado, Amazon fabricaba y vendía el 25 por ciento de las más vendidas.

Pero la guerra de la información funciona así: no hay nadie que se haga eco de estas (y otras) noticias, como las prácticas mafiosas de AT Operalia, una subcontrata de Amazon, en Cantabria (5). Es posible que ni siquiera las consideren como tales noticias.

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7.-Los virus no muerden (ni siquiera ómicron).

04 de Diciembre de 2021

El estatuto alcanzado por una ciencia se puede evaluar de varias maneras y una de ellas es el repertorio de conceptos y definiciones con las que opera habitualmente.

Aunque no se definan expresamente, los conceptos indican la madurez que una disciplina ha alcanzado en su desarrollo, de manera que en una ciencia reciente suelen ser ambiguos.

La biología sólo tiene 200 años de historia y la virología la mitad, así que no es capaz de digerir su propia historia y está muy lejos de haber consolidado un elenco definitivo de fundamentos básicos, sobre todo teniendo el cuenta el cúmulo de batallas ideológicas en las que está inmersa desde su surgimiento, por no hablar de batacazos vergonzantes, como la eugenesia, que los libros de texto nunca mencionan.

Los libros de texto dejan claro que no saben lo que es un virus, por lo que se expresan de manera errónea cuando aluden a ellos y esos errores los comunican a otras disciplinas, como la medicina, la veterinaria o la farmacia. Cuando alguien pregunta a un médico por las causas de una enfermedad, le responden que es un virus para indicar que no lo saben.

El galeno le está diciendo que no sabe la causa de la enfermedad y que no sabe lo que es un virus.

Una de las inferencias más absurdas de los biólogos en torno a los virus es que “se apoderan de la maquinaria celular”.

Sin embargo, una célula no es una máquina y un virus no se puede “apoderar” de nada porque es una sustancia inerte.

En relación con la variante ómicron, un biólogo dice que forma parte del “árbol evolutivo” del coronavirus. Son las famosas mutaciones, que ponen de manifiesto dos errores capitales de la virología.

El primero es que los virus no son seres vivos y, en consecuencia, no están sometidos a la ley primordial de la biología, que es la de la evolución. Al no evolucionar, los virus carecen de mutaciones.

Desde hace dos años los medios vienen exponiendo imágenes gráficas de los virus como si fueran bolitas de colores, es decir, como organismos autónomos. Sin embargo, los virus forman parte de la fisiología celular y de los seres unicelulares, como bacterias o protistos. Unos y otros no se pueden entender de manera separada, como no se entiende la manzana (virus) sin el árbol (célula). Una manzana sólo evoluciona (crece, se desarrolla, madura) como parte integrante del árbol y se descompone en cuanto se arranca del mismo.

La concepción errónea de los virus tiene varios motivaciones históricas y técnicas. Una de ellas es el descubrimiento del ADN, en donde los biólogos creyeron haber encontrado “el secreto de la vida”, que para ellos fue como la piedra filosofal. La vida era ADN y donde había ADN había vida. Como los virus tenían ADN, eran seres vivos y cuando descubrieron que había virus de ARN, como el coronavirus, no salieron de su error.

Los tropiezos se han ido acumulando.

Entre un simio y un ser humano sólo hay un 1 por ciento de diferencia en las secuencias de ADN, mientras que en una misma familia de virus las diferencias llegan al 30 por ciento, a pesar de lo cual se consideran como la misma especie.

Obviamente no se trata de mutaciones de un mismo virus, sino de una variabilidad gigantesca en su composición genómica.

Dicha variabilidad sólo se explica por su diferente origen celular, para lo cual es necesario comprender que los virus no son agentes extraños a las células sino parte integrante de las mismas. De una manera parecida, la Luna forma parte de la Tierra y no se puede entender una sin la otra. El fundador de la virología científica y de su primera revista “Archiv für die gesamte Virusforschung”, Robert Doerr, los calificó como “endógenos”. Forman parte de los seres vivos desde que éstos se encuentran en su fase más embrionaria. Por lo tanto, los virus están en el origen de la vida sobre este planeta desde el primer instante.

No obstante, desde la segunda mitad del siglo XIX las ciencias de la vida y la salud consideran a los virus como extraterrestres que colonizan a los seres vivos y los enferman, de donde han derivado la doctrina del contagio y la infección, es decir, de los virus como patógenos, e incluso letales.

Los virus ni son exógenos, ni son tampoco patógenos.

Están en todas partes, dentro y fuera de los organismos vivos, en cantidades abrumadoras.

Sin ellos no habría vida, ni la vida hubiera evolucionado sin ellos porque cumplen funciones fisiológicas esenciales.

Los virus no entran en las células, sino que las células capturan virus para poder funcionar y para cambiar su metabolismo, al tiempo que los expulsan de su interior, creando nuevos virus, e incluso virus modificados genéticamente de manera natural.

Al observar una célula sana se ven virus y al observar una célula enferma también.

En las doctrinas corrientes prevalece la concepción del ADN como una sustancia autorreplicante que se ha transmitido a los virus, incluidos los que sólo tienen ARN, como los coronavirus. Pero los virus no se reproducen a sí mismos, no se reproducen gracias a su ADN ni a su ARN sino gracias a las células.

Los virus los crean las células, de manera que células alteradas crean virus igualmente alterados, es decir, las famosas variantes.

La célula es el elemento activo y el virus es el pasivo. Los virus son vehículos sin motor (no tienen mitocondrias).

Las células y los virus forman un ecosistema, interno y externo a la vez, junto con otros componentes no menos importantes, como el sistema inmunitario, que es a su vez un complejo de células que mantiene el ecosistema relativamente estable y en marcha. Las heridas cicatrizan de manera natural. El cuerpo repara por sí mismo las alteraciones en su funcionamiento.

Una fisiología tan intrincada es difícil de reproducir en un laboratorio, por no decir imposible. La naturaleza no se puede poner delante de un microscopio, por lo que los experimentos “in vitro” se deberían coger con pinzas, en lugar de lanzar las campanas al vuelo, como suele ocurrir con demasiada frecuencia.

Fuera del laboratorio, el ejemplo más característico de la inocuidad de los virus son los asintomáticos. Quienes están en un contacto directo y estrecho con “enfermos infecciosos” no se contagian, sin necesidad de mascarilla ni de protecciones de ninguna clase.

Así lo demuestran cuantos experimentos se han llevado a cabo “in vivo”, por no hablar de que no necesitamos que ningún apestado nos “infecte”.

Llevamos virus dentro desde que salimos del vientre de nuestra madre.

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8.- Las vacunas contra el coronavirus no han salvado ninguna vida.

04 de Diciembre de 2021

Cada día los informativos nos martillean la cabeza con un mantra muy simple: “las vacunas salvan vidas”. A eso le llaman ciencia en loso platós de televisión. Sin embargo, si acudimos a las revistas científicas nos encontramos con lo contrario, con titulares como “los ensayos clínicos no muestran que las vacunas hayan salvado vidas”, entre otras razones porque no se diseñaron para probar eso.

Lo dijo la revista British Medical Journal en octubre del pasado año (1).

A partir de ahí, la pregunta es evidente: si los ensayos clínicos no se llevaron a cabo para demostrar que las vacunas salvan vidas, ¿para que se hicieron? Incluso alguien muy atrevido preguntaría: ¿para qué se falsificaron los ensayos clínicos? Finalmente, los picajosos seguirían hurgando en la herida: los ensayos clínicos son un mero trámite para que los gobiernos aprueben la venta de vacunas.

Los ensayos clínicos previos a la homologación de las vacunas son como esa letra pqueña que nadie lee... excepto maniáticos y meticulosos, como Peter Doshi, el editor del British Medical Journal.

Al hincar los codos sobre la marea de papeles y datos, no hay nada de lo que dicen los mequetrefes de los platós de televisión. La eficacia es cero.

No hay ningún indicio sobre los beneficios de las vacunas contra el coronavirus para reducir la transmisión viral, la carga viral o la prevención de enfermedades graves, hospitalizaciones o muertes.

Los ensayos clínicos no aclaran nada de eso porque las multinacionales farmacéuticas sabían de antemano que sus vacunas no tenían la eficacia que las cadenas de comunicación propagaron.

Por eiemplo, el director médico de Moderna, Tal Zaks, reconoció que los ensayos que ellos practicaron no fueron capaces de demostrar que su vacuna reducía las hospitalizaciones.

“El tamaño y la duración del ensayo tendrían que aumentar enormemente para recoger los datos necesarios”, añadió (2).

“En un ensayo con 30.000 personas, las hospitalizaciones y muertes debidas al covid-19 son sencillamente demasiado raras en la población del estudio para que una vacuna eficaz muestre diferencias estadísticamente significativas”, dice Doshi. “Lo mismo ocurre con si puede salvar vidas o prevenir la transmisión: los ensayos no están diseñados para averiguarlo”, añade.

La mayoría de las personas que dan positivo en una prueba de coronavirus no presentan síntomas o son leves.

Sus vidas no están en juego.

En los ensayos hubo muy pocos casos de enfermedades graves, pero las vacunas se vendieron como “eficaces” porque un mayor número de personas del grupo de control dieron positivo, inevitablemente, mediante pruebas de PCR inhábiles.

Estos casos positivos a la PCR nunca se confirmaron como personas con enfermedad grave y muerte potencial.

Los gobiernos del mundo se disponen a vacunar a los niños sin que haya ninguna necesidad, ni tampoco garantías de la inocuidad de la vacunas.

Más bien todo lo contrario.

Las bases de datos oficiales, Vaers en Estados Unidos y Eudra en Europa, muestran datos cada vez más preocupantes de muertes y efectos adversos entre los vacunados.

Las vacunas, pues, no protegen a nadie y causan enfermedades que, en ocasiones, son importantes. Si la máquina aún no se ha parado es porque los beneficios de las multinacionales farmacéuticas están siendo espectaculares, muy superiores a los que cualquier otro ejercicio contable en el pasado.

Cuando estas vacunas se prohíban, las multinacionales ya tendrán los bolsillos llenos y otras vacunas en cartera esperando su turno.

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9.- Estan asustando a la gente para nada’, denuncia la médico que ha descubierto la variante ómicron.

04 de Diciembre de 2021

Angelique Coetzee, la doctora sudafricana a la que atribuyen el descubrimiento de la variante ómicron, cree que los científicos y los medios de comunicación de todo el mundo están sembrando el pánico en la población, mientras que los casos positivos de la nueva variante son actualmente “leves y fáciles de tratar en casa”.

En una entrevista para la BBC, la doctora Coetzee afirma que los casos registrados en Sudáfrica son “extremadamente leves”.

El 29 de noviembre en una entrevista con el medio estadounidense CNBC, Coetzee volvió a reiterar su postura e insistió en que “por el momento tenemos casos leves, fácilmente tratables en casa”.

Coetzee también denuncia la cobertura mediática sensacionalista de la nueva variante.

Durante la última semana, los medios de comunicación y las burocracias sanitarias de todo el mundo han sumido a los ciudadanos en un terror indescriptible.

Cuando la periodista le preguntó si había un pánico innecesario, respondió con una sonrisa: “Sí, en este momento yo diría que sí. Tal vez dentro de quince días sea diferente”.

La histeria mediática sigue, pues, su curso desde hace dos años, cada vez con argumentos menos verosímiles por lo que la aparición de la nueva variante no es otra cosa que una campaña deliberada de terror por parte de las cadenas de comunicación.

“Lo que estamos viendo en África, y les recuerdo que somos el epicentro, es extremadamente suave.

Para nosotros, se trata de casos leves y hasta ahora no hemos hospitalizado a nadie.

He hablado con colegas míos. Es lo mismo”, dice la doctora.

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10.- El presidente de la agencia de noticias Reuters es miembro del consejo de administración de Pfizer.

04 de Diciembre de 2021

El presidente y antiguo director general de la agencia de noticias Reuters, James C. Smith, es un importante inversor y miembro del consejo de administración del monopolio farmacéutico Pfizer.

Fue elegido miembro del consejo de administración en 2014, y se ha incorporado a los comités de dirección y de ciencia y tecnología de Pfizer.

La noticia plantea graves problemas de conflicto de intereses, ya que las grandes cadenas de comunicación, como Reuters, siguen promocionando los productos de Pfizer, defendiendo a las empresas farmacéuticas contra las críticas y silenciando a los críticos.

Smith es actualmente el presidente de la Fundación Thomson Reuters, una organización benéfica con sede en Londres conocida por proporcionar noticias e información a miles de millones de lectores.

También fue presidente, consejero delegado y miembro del consejo de administración de Reuters desde 2012 hasta su jubilación en 2020.

Lleva en la organización desde 1987, cuando era conocida como Thomson Newspaper Group. También fue director general de la división profesional, supervisando las actividades jurídicas, fiscales y contables, así como la propiedad intelectual y la ciencia. Más tarde, dirigió las operaciones estadounidenses de la agencia de noticias.

En un comunicado oficial, el director general de Pfizer, Ian Read, ha dicho: “Estamos encantados de que Jim Smith se incorpore al Consejo de Administración de Pfizer. Aporta al Consejo de Administración de Pfizer su dirección y experiencia operativa y empresarial internacional y será un excelente activo para la empresa. La incorporación de Jim a nuestro Consejo contribuye a garantizar que Pfizer siga beneficiándose de una experiencia amplia y diversa”.

Sólo el año pasado, Reuters publicó más de 22.000 artículos que mencionaban a Pfizer.

La agencia sólo publicó 8.191 artículos relacionados con Moderna y 18.000 con Johnson & Johnson. Muchos de los artículos sobre Johnson & Johnson eran negativos, a diferencia de la cobertura de Pfizer.

Smith también está vinculado al Foro de Davos, donde forma parte de la junta de la Iniciativa de Asociación contra la Corrupción. También es miembro de los Consejos Asesores de Negocios Internacionales de dicho Foro, del British American Business y del Atlantic Council.

Según el Wall Street Journal, Smith también es presidente y director general de Refinitiv Transaction Services, que tiene unos ingresos de 6.250 millones de dólares con más de 40.000 clientes y 400.000 usuarios finales en 190 países. Refinitiv fue miembro del grupo Thomson Reuters hasta 2018.

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11.- Más de mil cobayas humanas murieron durante los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer.

05 de Diciembre de 2021

Treinta científicos y profesionales de la salud de distintas universidades de Estados Unidos han comenzado a estudiar la documentación que Pfizer remitió a la FDA para lograr la autorización de su vacuna, un proceso que va con cuentagotas y, ni nadie lo impide, acabará dentro de 55 años. Es probable que para entonces queden pocos supervivientes y ya nadie se acuerde nada.

Aunque todos los estudios de Pfizer siguen siendo confidenciales, se han divulgado las primeras 30 páginas, que comienzan con un descargo de responsabilidad antitransparente: “La información contenida en este documento es de propiedad y confidencial. Queda estrictamente prohibida la divulgación, reproducción, duplicación, distribución u otra difusión de esta información fuera de Pfizer, sus filiales, licenciatarios o agencias reguladoras.

Al aceptar o revisar estos documentos, usted se compromete a mantener la confidencialidad de esta información y a no divulgarla a terceros (salvo que lo exija la legislación aplicable) ni a utilizarla con fines no autorizados”.

Las vacunas son como los cuarteles militares: todo es secreto, y por eso Twitter ya ha censurado la cuenta @iGNORANTCHiMP que empezaba a publicar los trapos sucios de la vacuna.

El fraude de los ensayos clínicos queda confirmado desde el principio.

Uno de los investigadores, Peter Doshi, ha declarado públicamente que “parece ser defectuosa” porque la FDA asignó sólo un revisor en cada una de las dos disciplinas científicas clave, clínica y estadística, “para hacer en tres semanas un trabajo que normalmente lleva meses”.

En la página 7 aparece que de los 42.086 conejillos de indias humanos, además de las hospitalizaciones con o sin secuelas, se habrían producido 1.223 muertes y de otras 9.400 personas Pfizer dejó de tener noticias. Se supone que hay más cobayas vivas que muertas, pero ¿cuántas? Se deja a los científicos la tarea de clasificar a los muertos, los vivos y los discapacitados.

En la página 16 aparecen las miocarditis y otras consecuencias graves:

Taquicardia (1098),

Arritmia (102),

Infarto de miocardio (89),

Insuficiencia cardíaca (80), Infarto agudo de miocardio (41), Insuficiencia cardíaca aguda (11),

Shock cardiogénico y Taquicardia ortostática postural.

Taquicardia ortostática postural (7 cada una).

Y enfermedad coronaria (6).

Inicio del evento desde menos de 24 horas hasta 21 días, con una mediana de menos de 24 horas.

La lista de efectos adversos contiene afecciones respiratorias, eventos tromboembólicos, accidentes cerebrovasculares, eventos vasculares....

Ver en PDF, documeno en Ingles

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12.- El 80 por ciento de los fallecidos por coronavirus en Portugal en octubre estaban totalmente vacunados.

04 de Diciembre de 2021

El 80 por ciento de las personas que murieron por el coronavirus en Portugal en octubre estaban totalmente vacunadas, según las cifras oficiales. A pesar de ello, la Dirección General de Salud sigue afirmando que las cifras mostrarían la eficacia de las vacunas en términos de letalidad.

“En cuanto a las muertes por covid-19, teniendo en cuenta el estado de vacunación, se constató que en el mes de octubre (entre el 1 y el 31 de octubre de 2021) se produjeron 132 muertes (80 por ciento) en personas totalmente vacunadas contra el covid-19 y 33 muertes (20 por ciento) en personas no vacunadas o incompletamente vacunadas, dice el informe.

En colaboración con el Instituto Nacional de Salud Ricardo Jorge, la Dirección General de Salud ha publicado un informe semanal sobre la situación de la pandemia. El objetivo del seguimiento es controlar determinados indicadores oficiales que no deben superarse y, en caso necesario, alertar a los organismos de salud.

El número de nuevas infecciones muestra una fuerte tendencia al alza, asegura también la Dirección General de Salud portuguesa.

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13.- La policía australiana detiene a tres adolescentes fugados de un campo de internamiento para apestados.

05 de Diciembre de 2021

Tres adolescentes que se fugaron de un campo de internamiento para apestados en el norte de Australia, han sido detenidos por la policía. Los tres adolescentes dieron ayer negativo en las pruebas de coronavirus. Habían sido puestos en cuarentena por ser “contactos cercanos de casos positivos”.

Los tres adolescentes eran de Binjari, cerca de Katherine, y tenían 15, 16 y 17 años. Escalaron una valla y se escaparon a las 4.30 horas del miércoles. Su huida desencadenó una persecución policial, con controles en las carreteras. “No hay absolutamente ninguna excusa para las acciones de estas tres personas esta mañana”, añade la policía. La libertad no le parece una excusa suficiente.

El comisario de la policía, Jamie Chalker, dijo que los policías encontraron a los fugados en las afueras de Palmerston y los detuvieron tras una persecución a pie. Añadió que los jóvenes seguían siendo interrogados, pero los primeros indicios apuntan a que no entraron en contacto con miembros de la población cercana y que el riesgo para la salud era muy bajo

El centro de internamiento alberga a las personas apestadas y a sus contactos de la zona de Katherine, así como a los viajeros que regresan de los vuelos de repatriación, incluido un hombre que dio positivo en la variante ómicron el lunes.

Cada uno de los adolescentes se enfrenta a una multa de hasta 5.024 dólares. Chalker dijo que la policía aumentará la vigilancia por vídeo en el centro y considerará la posibilidad de establecer más contacto con los reclusos, cuyo aislamiento “puede haber sido un factor desencadenante” de la fuga.

“También me gustaría destacar el excelente índice de cumplimiento que hemos logrado, ya que varios cientos de personas han sido internados en el Centro Nacional de Resiliencia vinculado a los grupos de Robinson River, Katherine, Binjari y Rockhole”, añadió el comisario.

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14.- Reino Unido registra 290 muertes y 18.354 cardiopatías tras la vacunación.

05 de Diciembre de 2021

Por fin, el 29 de noviembre la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA) reconoció que los problemas cardíacos constituyen un riesgo asociado a las vacunas contra el coronavirus.

Hasta el 17 de noviembre se habían notificado 686 miocarditis y 578 pericarditis tras la inyección de las vacunas en el sistema Tarjeta Amarilla de Reino Unido, que registra los efectos adversos.

Se notificaron 18.354 eventos cardíacos y se registraron 290 muertes. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los efectos adversos no se notifican al registro.

La UKHSA ha publicado una guía clínica (1) para apoyar la detección y el tratamiento de los casos clínicos de miocarditis y pericarditis asociados a las vacunas de coronavirus, en particular, en niños y menores de 40 años.

La primera sección de la guía, denominada “Contexto”, enumera algunos puntos importantes. La quinta que “la miocarditis... se ha descrito en un alto porcentaje de niños ingresados en los hospitales”.

La guía no menciona que las complicaciones atribuidas al “covid” en los grupos de edad más jóvenes son increíblemente extraordinarias.

“Casi 10.000 personas más de lo habitual han muerto en los últimos cuatro meses por razones distintas al covid, mientras que los expertos han pedido una investigación gubernamental urgente para saber si estas muertes eran evitables”, informaba The Telegraph a mediados del mes pasado (2). “Los datos de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido muestran que desde el verano se han producido miles de muertes más que la media de cinco años por insuficiencia cardíaca, enfermedades del corazón, problemas circulatorios y diabetes”, añadía.

El periódico señalaba también que el número de muertos en viviendas particulares es también un 41 por ciento superior a la media de cinco años.

A principios de octubre, un informe de la red de ambulancias descubrió que las llamadas a urgencias por pérdida de conocimiento, paradas cardíacas y paradas respiratorias estaban por encima de la media prevista y de los niveles previos al brote. Las muertes entre el 19 de junio y el 17 de septiembre de 2021 entre los adolescentes, de 15 años o más, aumentaron un 47 por cien en comparación con el mismo periodo del año pasado (3).

El aumento de las muertes comenzó cuando los adolescentes empezaron a recibir las vacunas.

El aumento de las muertes de adolescentes también se correlaciona con un aumento significativo de las llamadas a emergencias por parada cardíaca.

“El exceso de muertes que estamos observando son muertes circulatorias -se trata de accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio- y son mucho más frecuentes en los jóvenes que en los grupos de mayor edad”, ha declarado la doctora Clare Craig, que ha pedido una investigación sobre la tendencia del exceso de mortalidad (4).

A principios de septiembre el JCVI (Comité Mixto de Vacunación e Inmunización) no se atrevió a justificar las inyecciones experimentales en niños.

El 19 de julio la Agencia Europea del Medicamento (EMA) envió una comunicación directa a los profesionales de la salud sobre el riesgo de miocarditis y pericarditis tras las vacunas (5). El documento no difiere del dictamen clínico de la UKHSA.

El 23 de agosto el PHE, el sistema británico de salud pública, publicó una declaración en el mismo sentido: “Basándose en el análisis de los datos del Reino Unido e internacionales, ha habido una señal de aumento de los casos de miocarditis y pericarditis tras la vacunación con las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna [...]

Se han notificado casos de miocarditis y pericarditis en el Reino Unido tras la vacunación con las vacunas covid-19 [...] Se cree que los casos notificados tras la vacuna AZ [AstraZeneca] reflejan la tasa de fondo esperada de estas afecciones” (6). Según el informe de la UKHSA, hubo 533 casos de miocarditis y 389 de pericarditis tras las vacunaciones, pero no indica cuántos casos se produjeron tras las inyecciones de AstraZeneca, que ha sido la más utilizada en Reino Unido.

En 2017 el PHE calculó en 2.000 el número de ingresos hospitalarios por miocarditis. Cuatro años después las vacunas han multiplicado esa cifra: “En algunos casos de miocarditis no relacionados con la vacuna Covid-19, la enfermedad puede progresar a una miocardiopatía dilatada e insuficiencia cardíaca crónica, con evidencia que implica a la miocarditis en el 12% de las muertes súbitas en adultos menores de 40 años”.

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15.- Vuelve el doctor Mengele: la Unión Europea quiere derogar el Código de Nuremberg.

06 de Diciembre de 2021

El Código de Nuremberg es uno de los grandes símbolos de la derrota del fascismo en la Segunda Guera Mundial y no es casualidad que tenga un contenido médico y sanitario, ni tampoco lo es que determinadas prácticas médicas estén vinculadas al fascismo, es decir, que el fascismo se vista ropajes de “salud pública”.

El Código se promulgó en 1947, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, para prohibir las pruebas médicas en las personas sin su consentimiento, que hicieron famosos a matarifes como los doctores Josef Mengele o Hideki Tojo.

A pesar de ser algo tan claro y evidente, en España los oportunistas de “izquierda” le dan una vuelta de 180 grados y parece que los mayores defensores del Código de Nuremberg son la “ultraderecha”. Lo que está ocurriendo desde hace dos años es de verdadera vergüenza.

La pandemia ha vuelto a demostrar que en la época del imperialismo, los gobiernos burgueses entran en procesos de fascistización y adoptan las mismas políticas que Alemania en la época de Hitler. La obligatoriedad de una vacuna y el pasaporte de vacunas no son más que los últimos ejemplos de ello.

En Austria las personas mayores de 12 años que no están vacunadas tienen que permanecer encerradas casi por completo actualmente, y sólo se les permite salir para tareas absolutamente esenciales, como la comida o las citas médicas.

La Unión Europea en su conjunto va de cabeza hacia el fascismo y Ursula Van Der Leyen ha declarado públicamente que quiere derogar el Código de Nuremberg para imponer la vacunación obligatoria.

En una entrevista concedida a la BBC, la Presidenta de la Unión Europea dijo que era “apropiado” considerar las órdenes de vacunación, en particular debido a la nueva variante ómicron, que ya se ha detectado en 12 países de la Unión Europea.

El truco consiste en dar un giro de 180 grados a la legislación internacional sin que se note demasiado que el fascismo ya está aquí. “¿Cómo podemos imponer la vacunación obligatoria en la UE? Hay que discutirlo. Se necesita un enfoque común, pero es un debate que creo que hay que mantener”, comentó Van Der Leyen a la BBC.

En España los tertulianos quieren iniciar el mismo “debate” en el que -sin duda- van a participar los mismos que han participado hasta ahora. No han vacilado en proponer un cambio en la legislación sanitaria vigente y aprobar una nueva ley que imponga la vacunación “por lo civil o por lo militar”.

Aquí se olvidan de las recomendaciones de la OMS en cuanto no les conviene. La OMS se ha pronunciado en contra de los pasaportes de vacunas y ha tenido que reconocer, además, que la mayoría de los casos de ómicron no son graves.

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16.- El Ministerio japonés de Sanidad alerta sobre los graves efectos adversos de las vacunas de Pfizer y Moderna.

06 de Diciembre de 2021

El sábado el Ministerio de Sanidad japonés convocó a un grupo de especialistas y propuso advertir del riesgo imprimiendo “efectos secundarios graves” en los documentos adjuntos a los envases de las vacunas a fin de que fueran conocidos de antemano por quienes se quieran vacunar y sus médicos.

En las etiquetas el Ministerio ha enumerado la inflamación del músculo cardíaco y del revestimiento exterior del corazón en hombres jóvenes como posibles efectos adversos graves de las vacunas Moderna y Pfizer.

Afirma que, hasta el 14 de noviembre, de un millón de hombres que recibieron la vacuna Moderna, se notificaron tales efectos adversos en 81 hombres adolescentes y 48 hombres de 20 años.

15 y 13 respectivamente de los que recibieron la vacuna de Pfizer padecieron los mismos efectos adversos.

El Ministerio pedirá a los hospitales que informen de los detalles de los incidentes relacionados con las personas que desarrollaron los síntomas en los 28 días siguientes a la vacunación, tal como exige la ley.

El plan ha sido aprobado por el comité de especialistas y el Ministerio informará a los municipios de los resultados.

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17.- ¿Cómo es la vida de los reclusos en un campo de concentración sanitario?.

08 de Diciembre de 2021

Una australiana de 26 años de edad, Hayley Hodgson, que aparece en la foto de portada, ha relatado su encierro durante 14 días en el campo de internamiento de Howard Springs, donde el gobierno recluye a las personas que regresan del extranjero, así como a las que han contraído el “covid”, o son contactos, o simplemente sospechosos.

Hodgson dio negativo en las pruebas de coronavirus, pero eso es lo de menos; la recluyeron igual “por si acaso”.

En un vídeo que hizo público mientras estaba aislada en el campo, los guardias, disfrazados con trajes de astronautas, como si fueran sanitarios, le reprenden por salir al aire libre.

El vídeo muestra a los dos guardias gritándole. Acusan a la apestada de no llevar su mascarilla cuando fue a lavar su ropa, pero sobre todo de querer conversar con otra persona a unos pasos de su habitación, al aire libre.

“No tiene que tener sentido”, le dice uno de los guardias cuando la reclusa le explica que las normas son absurdas. También le indica que el resultado d su prueba de coronavirus era negativa. “El riesgo sigue siendo muy alto”, le responden los guardias.

En la posmodernidad a las personas se les puede encerrar con una acusación de “riesgo” sin que ninguna ONG defensora de los derechos humanos haya alzado la voz.

El vídeo muestra que los guardias vierten continuas amenazas. Le dicen a la reclusa que no puede transpasar una línes trazadas en el suelo y que si insiste puede ser multada con 5.000 dólares.

Al salir del campo de concentración Hodgson ha concedido varias entrevistas para narrar su pesadilla (*). “Te sientes como si estuvieras en la cárcel. Sientes que has hecho algo malo, es inhumano lo que están haciendo”, declaró.

Los guardias “llevan trajes de protección y todo. No quieren acercarse a ti porque creen que eres contagioso. Y te dejan literalmente en tu habitación. Y te dejan. No vienen a decir nada, no comprueban, no hacen nada”.

El centro de Howard Springs, en el Territorio del Norte de Australia, es uno de los campamentos dedicados a los repatriados. También se ha utilizado durante algún tiempo para aislar a las personas infectadas o simplemente a los contactos, incluso si dan negativo, como en el caso de Hodgson.

El 1 de diciembre la cadena de televisión pública australiana ABC informó de unas declaraciones del Ministro Principal del Territorio del Norte, Michael Gunner, diciendo que Howard Springs “no es una prisión, pero tampoco un patio de recreo”.

Los internados “están allí porque son positivos al covid o porque tienen un alto riesgo de ser positivos al covid“, añadió el ministro.

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18.- Rusia sucumbe al pasaporte de vacuna.

08 de Diciembre de 2021

A finales de noviembre el gobierno ruso presentó dos proyectos de ley relativos a la generalización de los códigos QR, sobre todo en los transportes. Estos códigos ya existen de facto, sin ninguna base legal, en todos los tertitorios federados.

Como en otros países, la sanidad en Rusia es competencia de los órganos regionales y locales, que han fracasado en su intento por vacunar a la población voluntariamente. Hasta la fecha las declaraciones del gobierno federal se oponía a la vacunación obligatoria, como hemos expuesto en entradas anteriores.

El truco ha consistido en utilizar los transportes, que son competencia del gobierno central, exigiendo el pasaporte de vacunas para poder viajar.

Los proyectos de ley presentados al Parlamento no son otra cosa que la vacunación obligatoria, además de la vigilancia generalizada de la población. No cuentan con el apoyo de los círculos médicos ni de la población.

Cuando el presidente de la Duma abrió un debate al respecto en su cuenta de Telegram y pidió opiniones, hubo casi 720.000 comentarios, casi todos negativos. El gobierno no esperaban un rechazo tan general.

La reacción fue tan agresiva que algunos llegaron a pedir que la policía controlara a los críticos por “extremismo” y por “difundir noticias falsas”.

El debate provocó un enfrentamieto y provocó una nueva ola de descontento popular.

Los pasaportes de vacunas cuentan con el apoyo de menos del 20 por ciento de la población, según las encuestas. Los médicos también acaban de ser encuestados por la agencia de información económica RBK y el resultado es el mismo: sólo una cuarta parte apoya los pasaportes sanitarios y su posición sobre la vacunación obligatoria es parecida.

El director del Instituto Gamaleya, Alexander Gintsburg, que fabrica la vacuna Sputnik, no se cansa de propugnar la aprobación de las dos leyes. Es lógico porque, a pesar de su nombre, en el accionariado de Gamaleya han entrado varios fondos buitre occidentales y empresas de capital riesgo.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha anunciado que sólo hay que resolver algunos detalles técnicos para que se adopten y que su aprobación se está alargando debido a algunas dificultades técnicas, sociales y digitales.

La primera lectura parlamentaria estaba prevista para el 16 de diciembre y el bloque seudoprogre es, como en otros países, su máximo defensor. Quieren que todo se resuelva antes de fin de año, para que puedan entrar en vigor el 1 de febrero, como estaba previsto.

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19.- Una directora de Pfizer llegó desde Facebook (los mismos perros con distintos collares).

08 de Diciembre de 2021

La explicación de la censura sobre las opiniones críticas acerca de la pandemia o las vacunas son obvias: son los mismos perros con distintos collares o, como dicen por ahí, las “puertas giratorias”.

La doctora Susan Desmond-Hellmann, miembro del Consejo de Administración de Pfizer, fue anteriormente directora de Facebook. Es casi lógico que la red social censure cualquier mensaje relacionado con las vacunas.

Las multinacionales tecnológicas y farmacéuticas están unidas por una maraña de hilos, no sólo de intereses comerciales, sino personales. Los mismos caciques pasan de una empresa a otra sin solución de continuidad.

A Desmond-Hellmann la nombraron miembro del consejo de administración de la red social en marzo de 2013 y ocupó el cargo de directora principal desde 2015 hasta 2019, poco antes de que apareciera el primer caso oficial de la pandemia.

Desde el comienzo de la pandemia esta cabecilla se dedica a contabilizar los ingresos millonarios que obtiene Pfizer vendiendo vacunas, mientras mantiene sujeta la cuerda de la censura con sus viejos colegas de Facebook.

Los documentos internos de Facebook que se han filtrado en las últimas semanas demuestran que los algoritmos informáticos se han introducido, entre otras cosas, para que los usuarios de la red social no tengan material para pensar por sí mismos. Son millones de contenidos para transmitir lo mismo.

Un documento de 15 páginas titulado “Vaccine Hesitancy Comment Demotion” resume el objetivo de la red social de reducir la visibilidad de ciertos mensajes críticos a fin de eliminar las barreras a la vacunación entre los usuarios de Facebook.

Para que no falte de nada: Desmond-Hellmann también forma parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología de Biden, es decir, del “único cuerpo de asesores externos encargado de hacer recomendaciones de política de ciencia, tecnología e innovación al Presidente”.

Para que no falte de nada: Desmond-Hellmann también fue directora de la Fundación Bill y Melinda Gates.

thenationalpulse.com

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20.- La vacuna de Pfizer es uno de los fármacos más lucrativos de la historia.

08 de Diciembre de 2021

Como condición para suministrar vacunas, Pfizer ha impuesto a los gobiernos del mundo entero una cláusula de confidencialidad que, por sí misma, ya es sospechosa, dada su “eficacia” y demás ventajas que se le atribuyen.

Pero hay algo aún más extraordinario que la confidencialidad: que el periódico británico The Guardian, bastión del periodismo mundial, empiece ahora a cargar contra ella, como si los contratos de suministro fueran recientes (*).

El periódico habla de “revelación”. Dice que Tom Frieden, que fue director de los CDC, acusa a Pfizer de “aprovecharse de la guerra” durante la pandemia.

Zain Rizvi, director de investigación de Public Citizen, una organización estadounidense de defensa del consumidor, dice que el gobierno británico debe explicar por qué ha aceptado un procedimiento de arbitraje secreto. “Es el único país de renta alta que hemos visto que ha aceptado esta disposición. Permite a las empresas farmacéuticas eludir los procesos legales nacionales”.

Las multinacionales farmacéuticas están por encima de la ley, descubren ahora. “¿Cómo hemos llegado a una situación en la que un puñado de empresas farmacéuticas puede ejercer tanto control sobre los gobiernos más poderosos del mundo? Esto apunta a un sistema roto”, añade Rizvi.

La vacuna de Pfizer será uno de los medicamentos más lucrativos de la historia farmacéutica. La fabricación de una dosis sólo cuesta 76 peniques y, según parece, se está vendiendo a 22 libras al gobierno británico.

Los costes de fabricación estimados no incluyen la investigación, la distribución y otros costes, pero Pfizer afirma que sus beneficios perdurarán durante unos 20 años más. La multinacional espera suministrar 2.300 millones de vacunas este año, con unos ingresos previstos de 36.000 millones de dólares.

A los beneficios privados se le suman las cantidades percibidas en concepto de subvenciones públicas, también millonarias. El socio de Pfizer, la empresa BioNTech, anunció en septiembre del año pasado que iba a recibir 375 millones de euros del gobierno alemán para financiar el desarrollo de vacunas.

¿Cuanto de la torta recibio cada Gobierno por inocular a su pueblo?

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